Que las mujeres de hoy no queremos grasa en el cuerpo lo demuestran no sólo las innumerables dietas que ofrecen las revistas o la televisión, sino el sideral aumento de liposucciones: en Estados Unidos –de acuerdo a datos de la American Society for Aesthetic Plastic Surgery– se hicieron el año pasado 457 mil procedimientos, y en la Unión Europea –según información de la Sociedad Alemana de Liposucción (SAL)– se realizan alrededor de 250 mil liposucciones por año. Furor, ¿no?
El asunto central de esta nota es que el procedimiento de la liposucción suele dejar secuelas. La más común es la grasa residual y las irregularidades: pocitos, hondonadas o depresiones.
Una encuesta realizada por la SAL confirma que casi el 16 por ciento de las personas que pasaron por una liposucción necesitaron una corrección para relleno de las zonas intervenidas o debieron repetir el procedimiento.
Habitualmente, el modo de corregir estas complicaciones fue el lipofilling o lipotransferencia. Se trata de un injerto de grasa del propio cuerpo mediante inyecciones. Sin embargo, este método resulta menos eficaz cuando hay que transferir a zonas extensas del cuerpo: glúteos, mamas o muslos. Menos eficaz que la última solución de la ciencia. Acá está.
Un cirujano plástico alemán, desarrolló un revolucionario método: el liposhifting, que Centros B&S aplica con excelentes resultados. El liposhifting –explica el Dr Diego Schavelzon- es una técnica de transferencia de grasa en forma cerrada (no se saca la grasa fuera de la piel, no se expone al ambiente el tejido graso) con instrumental especialmente diseñado. Reemplaza la lipotransferencia y el relleno. La técnica se lleva a cabo en seis pasos: marcación, infiltración tumescente, tunelización de la zona receptora, liberación de la grasa en la zona donadora, movilización interna de la grasa y compresión diferencial.
La ventaja más importante del liposhifting es que moviliza los tejidos adiposos bajo la piel, los libera sin presionarlos, infiltrarlos o succionarlos fuera del cuerpo. Y otra, muy importante, es que se evita el contacto de la grasa con el aire, elimina el riesgo de contaminación. Además, no daña el tejido graso interno exponiéndolo a fuerzas externas de reinyección.
El tratamiento se denomina Miniabdominoplastia Láser. Es una técnica más avanzada que la tradicional cirugía de abdomen (dermolipectomía). Ésta última despega la piel y la grasa, mientras que la mniabdominoplastia láser –creada en Brasil por el Dr. Juarez Avelar- disuelve las adiposidades localizadas mediante el láser -a la manera de la Laserlipólisis– junto con la eliminación selectiva de la capa de piel superficial fláccida excedente. Además de la intervención, es conveniente realizar ejercicios físicos para fortalecer el abdomen.
¿Quiénes son los candidatos? Es adecuado para mujeres que presentan exceso de piel y grasa con flaccidez luego de variaciones fuertes en el peso, embarazos, cambios hormonales –menopausia-, con leve a moderado aflojamiento muscular. Y para casos de cicatrices, como la cesárea.
Ventajas: Elimina la piel fláccida y dañada. Preserva mejor la integridad de los sistemas linfático y vascular. En pacientes fumadoras y en aquellas que tienen antecedentes vasculares, ofrece menores riesgos. Se logra una mejor cicatrización porque la incisión es más pequeña que la que producen las técnicas clásicas. Incluso hay menos riesgo de desarrollar cicatrices queloideas, pues se disminuye la tensión sobre la sutura. No se pierde la sensibilidad de la piel del abdomen. Además, este procedimiento también puede aplicarse en la zona del abdomen superior. En ese caso, deja una pequeña cicatriz submamaria. Otra cosa importante: se realiza con anestesia local, sin internación, de modo que la recuperación y la vuelta a la vida habitual es más rápida.